Sed que escurre

Volumen Cero

Un poema por Jorge Olivera Vieden.

POR Jorge F. Olivera Vieden
23 julio 2018

Sed que escurre

Cielo blanco colgado del cielo, caen filtradas sus nubes:

rocas de felpa amarilla; papeles ardientes de sol;

prisiones de blanca espuma: imagino ese cielo y las nubes derriten; gotean ya sin sentido hacía la mar que atrapa la pestaña del sol; mueren en una costa de cal, de huesos; de ósea.

 

Playa de polvo, no ha más de tus aguas; queda ese océano grisáceo, que desciende redondo, en caracol, y en la marisma tu pies: se humedece y a la piel hundes en esa llanura de miel: decoras ahora al abismo; tus lunares atrapan al rayo y sus llamas.

 

Hay una llano donde otra vez se escucha el quar quar

Y es el mar donde desemboca la sal, y ahora mis manos: ya empapada y ya hecha arena, te me escurres entre las rendijas del puño; sujeto tu muslo y la siento: la piel que atrapa y sumerge a mi lengua de roca fundida; el cal que produce tu llanto en el oleaje me empapa, me amartilla.

 

Te me escurres como revolotean las hojas del otoño: pardas y sigilosas; vagando por el aire, pero tú te destrozas; te suelto de nuevo, y tus trozos, igual vagan entre los aires de mi memoria; los pasillos de esta hoja me delatan: te me escurres porque me escurre la letra.

 

Soy prisionero de este ritmo: imaginarte hecha agua y a la vez arena; verde o azul, saciando mi sed; me ahogo por perderme en tus costas: tus labios

 

el archipiélago que se forma en tus pechos desciende hasta el vientre: lunares dulces, islas de miel; soy adicto a ese refrán de la memoria que vuela y regresa; que se estira y se corta; y que se inmola en esta hoja tan blanca

te me escurres al imaginarte,

al no tenerte bajo el lodo y la tierra,

memoria de barro para moldearte;

te visto por eso entonces de negro:

te deletro en vocales, y en signos te escribo y floreces:

hacia la blancura te disparas, con tus alas de agua; te estrellas y permeas las nubes; te vuelves un astro que todo lo pobla; me asomo y aluzas mi cara y entonces lo veo: eres cielo colgado de un cielo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos similares

Querer ser polvo

Volumen Cero
En este poema, el amor se vuelve polvo; se condensa el cuerpo para ser liviano, ligero: cualidades que nos pueden hacer volar como desaparecer. ¿No es semejante la condición del hombre y la mujer?

La sexta vez que nací

Volumen Quince
Un poema de Jess AF.

Inicia la primavera

Volumen Catorce
Gerardo Cabaña reseña la puesta en escena de Primavera 2021 por el Ballet de Monterrey.

Celebrando los siguientes poemas

Volumen Diecisiete
Rebeca Leal Singer presenta los poemas que se publicaron con motivo del Volumen Diecisiete de VOCANOVA: un taller que es un taller en sí mismo; publicamos textos trabajados por sus alumnos y alumnas durante 2021.

La ciudad blanca: Mérida, Yucatán

Volumen Dos
A través del lente de Anna Karen Garza no solo vemos otro lado de los colores de Mérida, como el rosa, el verde, y el amarillo, sino también el otro lado de su historia y…

Una vez tomé un taller

Volumen Diecisiete
Dicen que se llamaba Ilegible pero la verdad es que nunca supe bien a bien si los talleres literarios debían tener un título para cumplir su condición de taller o de literario. Tampoco he logrado…

Aforismos de una impostora

Volumen Catorce
Un aforismo de Raquel Guerrero.

Alter Ego

Volumen Catorce
Un poema de Jess AF.

Cárcel en guerra

Volumen doce
Un poema de Jess AF.