Hay tiempo para todo; menos para el mundo del capital.
Un aforismo sin tiempo
En el mundo del capital, todo marca la hora: la ansiedad para el beso, los cinco minutos del falo erecto y el orgasmo que se busca en exceso; también el bullicio del tráfico que en sus ventanas avanza mientras sus piernas sentadas se anclan; igual lo marca el matrimonio eterno frente a la Iglesia y el pueblo; y el divorcio exprés en el juzgado tercero; el silbido del cambio de turno en la industria de obreros y los cinco carbones que se han convertido en sus dedos; por igual el diploma que cuatro años al estudiante le cuesta y la deuda que apachurra su cuerpo; o el celular en tu mano derecha y el reloj que devora a la otra; y me pregunto: ¿por qué el hombre del capital, tiempo jamás tiene, si en su mundo todo marca la hora?
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