Hay una geografía bien definida cuando se habla de nuevos talentos en el fútbol: los cazatalentos ya saben dónde poner su mira cuando se apertura el mercado de piernas. Son dos mapas: buscar en la región sudamericana o en los principales países de Europa. ¿Por qué no mirar hacia el Oriente?
Las tierras de arena: la marginación de Medio Oriente
El deporte también es víctima de la marginación. Y se puede observar en el proceso de reclutamiento a jóvenes futbolistas. Actualmente las ligas de futbol en Europa desbordan con talento joven: la Meca del Futbol, se podría decir. La liga española, inglesa, alemana, italiana, entre otras, semanalmente nos regalan pinceladas bellas de jugadas dentro de la cancha. Sus jugadores suelen ser de sangre europea o sudamericana.
En realidad no hay ingrediente secreto en la búsqueda de talento; hay en cambio una geografía bien definida: los cazatalentos ya saben dónde poner su mira cuando se apertura el mercado de piernas. Son dos mapas: buscar en la región sudamericana o en los principales países de Europa. Sí: encontramos muchas excepciones a la regla con jugadores de otras partes del mundo, pero son minoría. ¿Se encuentra en estas regiones -las europeas- la única materia prima de calidad en el deporte del balompié? ¿Por qué no mirar hacia el Oriente?
En la cultura pop, el Oriente siempre se ha planteado como un desierto lejano de civilización: barbarie, guerra y religiones. Lo marginamos a esas imágenes como reflejo de músculo. El deporte ha seguido la misma suerte. Los grandes clubes del mundo no voltean sus ojos a las ligas de los países de arena. ¿Estigma? ¿No hay talento o no lo queremos ver?
No creo que sea falta de talento. Mohammed Salah probó lo contrario y lleva haciéndolo ya por un buen tiempo en la mejor liga del mundo; su personaje representa un héroe redentor dentro de la cultura oriental.
Egipto tenía 28 años sin que su selección pudiera representar a su país; una terrible pesadilla de la que despertaron gracias a las hazañas de Salah.
Vale la pena plantearnos si las percepciones de oriente no terminan por permear en el deporte; porque si lo hacen, ¿qué otro fenómeno cultural pudiera redimirnos?
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