El objeto favorito del artista

Volumen Ocho

El cuerpo de la mujer ha sido sexualizado en el arte desde los inicios de la expresión artística del ser humana. Basta con mirar a la Grecia antigua, a los menos viejos Botticelli, para concluir, en opinión de la autora, que el arte visual está estructurado alrededor de la perspectiva masculina. Andrea Zuñiga recorre históricamente la ideología que se ha construido en torno al cuerpo de la mujer en la pintura y en el arte.

POR Andrea Zúñiga Vázquez
4 mayo 2020

El objeto favorito del artista

La imagen es clara. Una diosa se levanta frente al mar, la imagen de la belleza perfecta, un cuerpo voluptuoso, piel como marfil, senos levantados y su cabello rubio, ondulado, fluye en el viento. Botticelli, en 1486, puso el desnudo femenino de nuevo en la mira: había quedado olvidado, al menos por un tiempo, durante la edad media. Pero el desnudo viene desde muchos años atrás.

Las esculturas clásicas griegas buscaban mostrar un ideal de la belleza tanto femenina como masculina. Querían representar la perfecta simetría del cuerpo y las características que consideraban ideales. Incluso, mucho antes que los griegos, el cuerpo de la mujer era centro de las creaciones artísticas al destacar la posibilidad de su fertilidad. La Venus de Willendorf, una pequeña figura de caliza que se cree fue creada entre los años de 28.000 y 25.000 a. C., muestra un cuerpo femenino que enfatiza las curvas y los senos. Aunque no hay forma de saber por qué o para qué se creaban estas figuras humanas, se puede asumir su relación en representar el cuerpo de la mujer como un cuerpo fértil. Es, además, un cuerpo sin cara.

Si bien, hubo momentos en la historia de la humanidad en la que el desnudo era mal visto, desde las pinturas de Botticelli, en la transición al Renacimiento, la representación del cuerpo de la mujer como un objeto sexual ha sido leitmotiv en la creación artística.

El desnudo femenino tuvo un auge durante el siglo XIX. Las famosas Odaliscas de Ingres o Delacroix mostraban mujeres que normalmente eran concubinas o esclavas. Aquí la mujer es considerada el “Otro”. Se le percibe como exótica, una sensualidad desconocida. En el impresionismo, Manet se inspira en las representaciones de Venus para pintar a su Olympia, una reconocida prostituta de París. Después en el expresionismo, fauvismo y cubismo, el desnudo femenino sigue siendo representado para establecer la dominación del artista masculino que ve a la mujer como un objeto. El hombre es el genio, la mujer es un objeto sexual subyugado.

Y ¿por qué?, ¿por qué el cuerpo de la mujer ha sido sexualizado en el arte desde los inicios de la expresión artística del ser humano?: por la mirada masculina. Fue a partir de la segunda ola del feminismo que el rol de la mujer en el arte se comienza a cuestionar. La mujer podía ser la creadora y no solo el sujeto.

Anteriormente, y por la gran parte de la historia, el arte era creado por hombres para hombres. El concepto de la mirada masculina o male gaze fue establecido por Laura Mulvey en 1973 para referirse a cómo el arte visual está estructurado alrededor de la perspectiva masculina. La mujer, relegada al papel de objeto, era el favorito del artista. Mulvey se enfocó primordialmente en el cine y en cómo las narrativas siempre privilegiaban al hombre detrás de la cámara, al espectador o al personaje dentro de la representación cinematográfica. Este mismo fenómeno se traslada a la pintura, a la literatura y más. Como históricamente los hombres eran los principales consumidores del arte, toda su creación giraba en torno a un sistema patriarcal. A partir de los años setenta, la existencia y permanencia del desnudo femenino además del rol de la mujer en la creación artística pasan a primer plano. El tema sigue en discusión.

Guerrilla Girls y el cambio de perspectiva

En 1985, un grupo de mujeres se organizó después de una protesta afuera del museo MOMA tras una exposición titulada An International Survey of Painting and Sculpture en la cual se mostraba el arte de 148 hombres, 13 mujeres y ningún artista de color. El colectivo Guerrilla Girls desarrolló una fórmula para llamar la atención del público y destacar estas desigualdades en el arte. Se dieron cuenta que era necesario hacer a la gente reír y además usar datos concretos para demostrar su punto. Se convirtió en un movimiento accesible, que no usa un lenguaje académico y que expone a las instituciones de manera directa. La falta de igualdad en los museos se expone claramente en uno de sus posters más famosos: «¿Tienen las mujeres que estar desnudas para estar en el museo MET? Menos del 5% de los artistas en el museo son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos.»

Han pasado más de 30 años desde que comenzó el colectivo de Guerrilla Girls y el desnudo femenino sigue siendo un tema central en todas las disciplinas artísticas.Ya sea en el arte, en el cine, o en la vida real, el cuerpo de la mujer sigue siendo objetivizado y hasta censurado. Desde los años ochenta, el mundo del arte ha reinterpretado muchas de sus piezas icónicas para hablar de un tiempo más actual, en el que la mujer decide por su cuerpo y en el que las mujeres de color o de distintas raza también son creadoras y no solamente el objeto. La fotógrafa Cindy Sherman exploró y jugó con el concepto de mirada masculina al retratarse representando roles esterotípicos de la mujer. Alice Neel, artista estadounidense conocida por sus retratos, pintó frecuentemente el cuerpo femenino desde una perspectiva de vulnerabilidad y autenticidad. No eran cuerpos sexualizados si no cuerpo reales.

En fin, el tema se mantendrá relevante mientras el cuerpo de la mujer siga bajo la idea de ser un objeto sexual, de ser una imagen controversial o mientras este sea censurado. La reivindicación de la mujer en la sociedad se ve representada mientras se explore en cada disciplina el rol desigual que ha tenido a lo largo de la historia. Repensar el arte, repensar la literatura, repensar la cultura es repensar el cuerpo, su representación y su efecto en el espectador.

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