How do celebrities lose weight in, what seems, a matter of days?

Volumen Trece

Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) son más comunes en mujeres: según el registro de los casos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de cada 10 casos de personas con anorexia y bulimia, 9 son mujeres. ¿Por qué la publicidad y los medios se empeñan en enseñar a la mujer como objeto, cuerpo moldeado a la perfección? Dina Tunesi reflexiona.

POR Dina B. Tunesi
10 marzo 2021

How do celebrities lose weight in, what seems, a matter of days?

1.

How do celebrities lose weight in, what seems, a matter of days? 

Has sido víctima del clickbait. La pregunta aquí es: ¿por qué?

Es un comercial de YouTube. Ni siquiera puse atención a la empresa o institución que lo publicita. A nadie le gusta que interrumpan su eterno loop en los videos que miran: los comerciales siempre estorban. Nadie se queda a mirar más de los cinco segundos obligatorios antes de omitir el comercial. Y aun así, ¿por qué miré al menos treinta segundos de este? ¿Por qué de pronto ya no quería saber qué más seguía en el video de Antonio García Villarán? De pronto ya no importaba la historia del arte porque una chica de un comercial, de quién sabe dónde, me estaba ofreciendo una solución a mi problema diario: mi peso. Estas primeras palabras me prometen la exposición del gran secreto, del gran enigma: ¿cómo lucen así las celebridades? ¿Cómo puedo tener una cintura angosta pero una cadera considerablemente ancha para lograr una curvatura perfecta? Y, de cualquier forma, ¿quién ha dicho cuál es esa curvatura perfecta?

Una de las cosas que más disfruto es comer; me gusta estar en compañía de mis amigos con una pizza y cerveza, o rodeada de mi familia en una carne asada. Pero, también, una de las cosas que más odio es comer. No logro recordar en qué momento comenzó esto. Tal vez fue cuando me obligaron a ser consciente de mi condición «femenina». Ser mujer es sinónimo de crecer rodeada de muchas voces que te dictan cómo ser en más de un sentido; esto me orilló a tomar decisiones porque sentía que no tenía opción.

Tal vez hoy pueda saltarme la cena, así mañana puedo comer un poco más. 

Pero a veces esa cena que saltaba se prolongaba a días porque estaba segura de que quería verme como esa niña del salón que tenía abdomen plano y un hueco entre las piernas. Porque en secundaria lo único que tienes claro es que ser delgada y bonita, es la clave del éxito; la razón por la cual serás querida.

Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) son más comunes en mujeres: según el registro de los casos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de cada 10 casos de personas con anorexia y bulimia, 9 son mujeres.

Y es que el problema es que yo no conozco una sola mujer que en algún momento me haya dicho «wey, ya estoy bien gorda, tengo que ponerme a dieta», término que, además, utilizamos de forma incorrecta: María Teresa Hernández García, dietista-nutricionista y directora de Hernández Nutrición, habla sobre esto. En resumen: coloca los puntos sobre las i, es decir, explica que hay muchos tipos de dietas y que, en realidad, no significa que se deban restringir ciertos alimentos forzosamente. Una dieta, por lo tanto, es una estructura de alimentación saludable, a diferencia de una dieta restrictiva, que es a la cual nos referimos cuando «nos ponemos a dieta».

Me remonto al 2013. Tengo la vaga noción que aquí fue cuando todo esto comenzó. En redes sociales, blogs de Tumblr, donde no tenías que dar tu nombre para ser alguien, las chicas publicaban consejos para mantenerte viva a pesar de tener un TCA. Recuerdo leer entradas en donde ellas mismas se apoyaban, en un mal sentido: «Sirve tu plato de comida y un vaso entero de agua; haz diez sentadillas y mastica la carne pero no la tragues, escúpela en el vaso o ve al baño. Regresa y haz diez lagartijas, mastica las verduras y escúpelas de nuevo. Repite esto hasta que la comida desaparezca, pero no entre a tu sistema. ¿Aún sigues con hambre?». Estas entradas de blog me daban la sensación de que no estaba sola y mis conductas alimentarias las replicaban usuarios de nombres aleatorios. No tenían cara, pero sabía que alguien había escrito eso; eran la prueba de que todo esto existía ahí afuera en algún lugar.

Estoy casi segura de que muchas de mis amigas crecieron con conductas muy similares y, ahora que miro hacia atrás, me doy cuenta de que el entorno ha hecho de estas enfermedades todo un escenario romántico. El libro Wintergirls de Laurie Halse Anderson cuenta la historia de dos amigas que padecen TCA: una de ellas muere a causa de su trastorno. La historia se desenvuelve como un diálogo interno: vives dentro de la mente de una chica con anorexia nerviosa durante trescientas páginas. Y en un escenario muy similar a estos antihéroes de la cultura pop, como Cassie, de la primera generación de Skins, la protagonista de Wintergirls se nos presenta como un ejemplo a seguir: la estética de alguien que va en contra del sistema y describe explícitamente su relación con la comida para matarse de hambre, hacen de la anorexia nerviosa una idealización romantizada; así es: exactamente igual que Cassie. ¿Quién no quiere verse como ella? Delgada y siempre vestida excéntrica.

Los referentes de mujeres en la mass media para nosotras siempre han sido así: se presentan como actitudes normales ante la vida. Es normal querer ser delgada y llevar una mala relación con la comida para lograrlo. Y el problema es que no se comparten estas cosas o, si lo hacías, era con la chica del salón que sabías que también vomitaba después del receso porque comió una bolsa de papitas.

Hay muchos mitos alrededor de los TCA; visualizamos a alguien que está prácticamente en los huesos cuando hablamos de anorexia o bulimia. El espectro, en realidad, es más amplio y, en lo personal, creo que la bulimia está más rodeada de tabúes: dejar de comer para adelgazar suena hasta romántico porque así nos lo han demostrado las famosas chick flicks, porque nadie habla del tiempo que pasas encerrada en el baño vaciando tu estómago ya sea por laxantes o por provocarte el vómito. La bulimia es la exposición de lo visceral, es la parte agresiva y real, la materialización de un TCA que no solamente puedes ver, sino tocar y oler. Es todo aquello que resulta incómodo.

A pesar de la fuerte influencia que tiene el sistema sobre las mujeres como agente que siembra estas expectativas de aspecto físico a las cuales «deberíamos aspirar», otro factor importante para el desarrollo de los TCA son los abusos sexuales. De acuerdo con ITA, una red de especialistas en salud mental, el abuso es «uno de los factores de riesgo para desarrollar un TCA.  […] Según diferentes estudios, entre el 20% y el 50% de pacientes con TCA han sufrido un abuso sexual». Otra razón por la cual el porcentaje de los TCA es mucho más alto en las mujeres.

2.

La modalidad en línea por la emergencia sanitaria me ha obligado a estar en silencio por muchas horas. Me he enfrentado a escucharme a mí misma todo el tiempo, lo cual me llevó a muchas reflexiones en torno a la comida. Siempre he tenido un problema con el contacto físico: me parece incómodo que las personas estén muy cerca de mí o que me toquen sin necesidad alguna. Pero, ¿cuándo surgió todo esto? ¿Realmente fue por el sistema de la mass media que siempre me ha dicho cómo lucir? ¿O fue cuando un vato me acarició por la fuerza en un bar a pesar de que había mucha gente alrededor? ¿Fue cuando un amigo que consideraba cercano se metió a la fuerza en mi habitación del hotel?

Es por medio de la comida que comencé a crear una barrera que me protegiera: tal vez si como más puedo no resultar atractiva para el otro. Tal vez así me volteen a ver menos y no corra tanto riesgo. Hablar de comida es terreno turbio para muchas mujeres, pero afortunadamente hay más movimientos en el body positivity que ofrece más opciones. Hay más instituciones a las cuales aproximarnos cuando hemos sufrido violencia de cualquier tipo; poco a poco surge más diálogo en torno a los TCA con la esperanza de que algún día no nos sintamos culpables por comer; incluso la salud mental tiene más visibilidad y es más accesible.

Escribir esta bitácora fue más difícil de lo que pensé porque soy víctima de la autocensura, pero escribir es un acto de encontrar fortaleza dentro de mi propia vulnerabilidad. Y hoy, tú que estás ahí afuera leyendo esto, no estás solx.

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