Siempre me sentí atraída por los obstinados
los que nunca pierden
esos que aman hasta el tope
al apagar las luces
los que se van en silencio
con los ojos secos
que se mantienen firmes
como si nada les importara
aun cuando el hueco en el pecho
arde en su interior
y los hace sentirse solos en la madrugada.

Me enamoro
sin percibir la orilla del abismo
y él
no suelta mi mano
se niega a abandonarme
por el miedo a perder.

Le abrazo en la oscuridad
y su pecho se desarma
es frágil y tierno
me cuenta secretos al oído
y pareciera otro
no es más que un niño herido
lleno de miedos
tolerando que mi amor lo cobije.

Allá afuera
nadie sabe de lo que es capaz.

***

Este texto forma parte de los talleres impartidos por Rebeca Leal Singer de marzo 2021 a julio 2021.