Nació en el día primero del mes de marzo, ya hace varios ayeres. Lejos de considerarlo una coincidencia, lo aprecia como un signo de buena suerte. Estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad de Monterrey, y se ha especializado en el estudio mercantil de dicha ciencia. David asegura que nació con la camisa de Green Bay Packers puesta y se ha convertido en un fiel apasionado de los Yankees de Nueva York y de los Bulls de Chicago. Además, es amante del Golf y del Futbol. Vaya, es un férreo apasionado del deporte. No se conforma con solo observarlos y practicarlos: escribe, habla, y respira sobre ellos. El enfoque histórico y la evolución de las distintas disciplinas del deporte es algo que le apasiona, y rendido a esa noble pasión, pretende analizar y criticar al deporte como una manifestación cultural; no solo del ocio, sino también antropológica, pues a su parecer, en conjunto con la música, es el idioma universal de la especie humana: su capacidad redentora, de transformación y de unidad respecto a las masas le han maravillado desde pequeño. De ahí su apego a los mismos. Piensa firmemente que los y las atletas de la actualidad tienen un rol en la sociedad mucho más importante que el de su profesión: involucra un vínculo trascendental entre un deporte y una ciudad o país. Adicionalmente, David disfruta del cine, especialmente de los clásicos de terror y suspenso; y en general, cualquier filme que cree un estado de tensión entre el espectador y los personajes. El paraíso para él consiste en jugar 18 hoyos –o más– en un campo de golf.
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