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Félix Lazcano Mayrl

Hijo de la filosofía hecha cotidianidad, Félix -al igual que Martín Luther King- considera que los problemas de nuestro mundo no son por algún lento avance “como especie inteligente”, sino por el abandono entre la persona y su alma; escisión que nos cuesta una herida que sangra todo el día. Para él, no es la inteligencia, sino los (des)valores ontológicos de la persona como ser lo que nos ocasionan los problemas. Bajo su visión, aprender a ser justos, honestos, genuinos y amorosos, es acaso el acto más rebelde -y más sensato- en estos días, y es ahí donde la solución se encuentra. En los pocos años que ha estado en este mundo, ha sabido ver que esos valores los tenemos todas las personas, y de tal azar, los ha emulado para convertirlos en aprendizaje: para la bondad, la justicia y la honestidad, hay que nutrirse de los otros; conocer a profundidad a las personas y su diversidad. Esa esencia empática le ha permitido sentir en su carne lo que otros sienten; mirar el reflejo de otros ojos en los suyos; y latir en el corazón de otros: intenta predicar que es en la otredad donde la felicidad se encuentra. Intenta contar todo tipo de historias, sea a través de la palabra o a través de la fotografía, porque toda historia, ficticia o no, es un bálsamo para nuestra (escindida) alma.

Zaagmannetje: el pequeño hombre serrador

Volumen Cero
El misterio de una estatua de cincuenta centímetros y lo que simboliza.