Oriunda de Monterrey, Nuevo León, creció en el municipio de Santiago donde pasó su infancia con los atributos mágicos de ese pueblo: lugar increíble, y al cual considera que justicia le hacen con el sobrenombre de “Pueblo Mágico”. Ahí se enamoró de la fotografía gastronómica y todo lo que involucra el combinar la imagen y la creatividad culinaria. Hoy en día enfoca sus proyectos y trabajos en canalizar hacia las personas esa emoción del arte fotográfico combinado con la gastronomía: lo que esconde la imagen, la pasión, la dedicación, son algunos elementos que pretende transmitir en su arte cuando se combina con el arte culinario de los chefs o cocineros. Enfoca también su fotografía a los retratos. Desde su perspectiva, la fotografía logra hablarnos o comunicarnos la esencia de cada individuo: rasgos, emociones, características, que definen a cada quien como persona.
Despertar: del sueño a la cocina