Un poema por Jorge Olivera.
Jaulas
y nuestras jaulas crecen y crecen
y siguen creciendo
edificios que rascan con sus uñas el cielo
autos compactos sobre autos compactos
plazas, ladrillos,
departamentos de vidrio,
fábricas que tosen y tosen
y flores que marchitan sin polen
personas también:
otra muerta, otro cuerpo
que se nos va sin su tumba
esta ciudad desaparece a su gente
y nos muerde cual incómodas muelas
esta boca todo devora
¿dónde juegan los niños
en esta nata de aire?
¿acaso alguien recuerda los parqués?
y nuestras jaulas crecen y crecen
y siguen creciendo
acá nosotros: jugando a ser libres dentro de ellas
La otra moneda: poesía femenina
¿Es posible morir de tristeza?: la complejidad de la empatía humana en «las ruinas de la memoria»
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