¿Clásico es sinónimo de literatura?: identidad y libertad en la poesía de «Chepe»

Volumen Cuatro

Las materias de literatura contemporánea comprenden únicamente autores como Carlos Fuentes, Octavio Paz, Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Para Dina Tunesi, en realidad no existe, al menos en las escuelas de artes y de letras, una preocupación por la literatura contemporánea de verdad: lo que se escribe hoy. José Eugenio Sánchez es, en ese sentido, un contemporáneo que permite libertad...y el encuentro de una identidad que no se refleja ya en la literatura "clásica".

POR Dina B. Tunesi
5 agosto 2019

¿Clásico es sinónimo de literatura?: identidad y libertad en la poesía de «Chepe»

«[…] en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo 

particular, intransferible y precioso.  […] el adolescente […]

 queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del 

mundo […], se asombra de ser.» 

Octavio Paz

Recuerdo «sentirme asombrada de ser»: por primera vez El laberinto de la soledad me hizo reconocerme como adolescente. El adolescente, en ese suspenso ante el mundo, se encuentra solo y busca un lugar en el cual instalarse, pertenecer; dentro de ese espacio espera encontrar a otros con quienes coincidir. Naturalmente posee un espíritu aventurero:  busca manifestaciones sociales, artísticas y rebeldes que de alguna forma lo comprendan. Es cuando lee a escritores que ni entiende, pero que le atraen porque en alguno de ellos se ha de encontrar.

¿Mi identidad?, la buscaba en autores como Octavio Paz. Para tener sentido, debía encontrarme en ellos: en los clásicos. Pero no tuve suerte. Es bueno descubrir las corrientes que en su momento hicieron una ruptura histórica, sin embargo es difícil verte reflejado en lecturas tan antiguas. Si bien puedes comprenderlas, no sé si entenderlas por completo,  porque implicaría reconstruir todo un contexto para poder encajar a la perfección (en los poemas de Baudelaire, por citar un ejemplo, habría que situarse en el simbolismo francés).

Por eso, descubrir la poesía de José Eugenio Sánchez (“Chepe” para sus  lectores), fue ser testigo de una interacción entre el arte y mi identidad. Comprendí que la literatura no se ciñe a los clásicos. Es muy común que en la universidad las grandes obras se presenten como absolutas y se vuelvan, prácticamente, un dogma: algo que no se cuestiona. Incluso existe un sesgo con respecto a los autores contemporáneos debido a los programas universitarios. Las materias de literatura contemporánea comprenden únicamente autores como Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Estoy de acuerdo: son la primera mitad de los contemporáneos, y hay que leerlos, pero en realidad —en las escuelas— no hay una preocupación por la segunda mitad: lo que se escribe hoy.

El primer poema que leí de “Chepe” fue movie star, (La felicidad es una pistola caliente, 2004)1. Entendí que en la poesía existe una conciencia de lenguaje y un proceso de técnica, sí, pero, sobre todo, una libertad prácticamente tangible. De modo que encontrar lo poético, incluso dentro de una película pornográfica, es posible.

Me explico: tendemos a asumir la poesía como un género amoroso y trágico; como si se ciñera exclusivamente a tratar estos temas. Los primeros autores que saltan a nuestra mente son Sabines y Neruda porque, claro, los únicos libros que comentamos son Veinte poemas de amor y una canción desesperada y alguna que otra antología de poesía amorosa. De ahí que se divulgue la poesía como un arte solemne y exclusivo para los enamorados (de por sí la palabra es gratuita) no correspondidos.

Chepe llegó en un momento curioso: estaba cansada de leer a los clásicos que nunca terminan de encantarme; clásicos que no me sacuden lo suficiente. Y al efecto, ¿por qué leerlos? ¿Clásico es sinónimo de literatura? ¿Si Chepe no es considerado un “clásico” entonces no puede leerse a nivel académico? ¿Es por los temas que señala, o bien, el lenguaje que utiliza? ¿La palabrería no alcanza un nivel poético?

Al leer a los contemporáneos, a los verdaderamente contemporáneos, es muy fácil que los primeros lectores de poesía entiendan las referencias que se asoman en sus versos, como sucede con Chepe: el porno, rock y la cultura pop son cosas cercanas a nosotros. Y que el adolescente puede verse reflejado fácilmente en los poemas. La cadena lleva a una construcción de identidad a través de una apropiación de la poética de “Chepe”.

Además el material creativo no se usa ingenuamente: siempre va cargado de una gran ironía. Hay una apropiación del lenguaje popular y se utiliza como vehículo poético.

Lo que escribe Chepe no es una novedad. Otros lo han hecho antes. Pero él se mantiene activo en la comunidad literaria; busca no ser un poeta de letra muerta, sino un performer: su poesía es pensada para ser leída en voz alta. Chepe crea pautas de lectura en otros poetas que radican en Monterrey (como Julio Mejía III y Arcadio Leos). Y muchos de los escritores más jóvenes son hijos de la poética de Chepe.

En esta búsqueda de sentido adolescente, me percaté que existen dos tipos de literatura: la que se dedica a señalar los problemas socioculturales o políticos de su época y la otra que simplemente los ignora y construye todo un ambiente poético en el cual se desarrollan las utopías. La de Chepe es la más absurda de la que he escuchado y, por lo mismo, de gran valor. Entonces ¿de verdad la literatura debe estar forzosamente comprometida con alguna necesidad social? ¿Hacer justicia a su contexto histórico? En el caso de autores como Chepe vale más el compromiso que tiene con su libertad creativa: rescata a la poesía de su propia condena, de la solemnidad.

En suma, la literatura, como nuestra identidad, no debe ser tomada tan en serio. Leamos con una apertura e inocencia de niño. Encontremos en autores como Chepe eso mismo que ellos buscan: lo poético. Tengamos humor y disfrutemos en todas sus formas a la literatura porque es mucho más vasta que los clásicos con los cuales nos condenan en la universidad.

Lo mismo nuestra identidad.

***

Apéndice

llegué a su puerta con mi caja de herramientas en la
    mano
y toqué
ella salió vestida en cáscaras de fruta
le dije que venía a reparar la cañería
se despellejó varias cáscaras y me dijo
por qué no empiezas con esta
se avalanzó sobre mí
me besó mientras desabotonaba mi overol
me quitaba las botas
y las herramientas se regaban por todo el piso
me la chupó durante un rato
y luego en la estufa      en la tina
en la mesa donde no permite que suban los codos
en el tapete       en el garaje
en todas las posiciones por todos los orificios
y los jadeos los gritos fontanero ahh
mi movimiento y mi cadencia la enloquecían
sus ojos se desorbitaban blancamente
ella desfallecía entre orgasmos múltiples consecutivos
y el aroma la humedad los gemidos fontanero umm
     los suspiros
se escuchaban a lo lejos
mientras crepitaba la chimenea
y poco a poco aparecían los créditos

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