Anna Karen Garza, a través de su cámara, nos muestra las entrañas de San Miguel de Allende. Sus imágenes demuestran que un pueblo mágico bien conocido aún esconde secretos, y que en la arquitectura de los pueblos, late el corazón de sus naciones.
El pueblo mágico: San Miguel de Allende, Guanajuato
San Miguel de Allende, ubicado en Guanajuato, México, es considerada una de las ciudades más pintorescas y turísticas de México. En el 2002 fue declarada Pueblo Mágico, y en el 2008 fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. El mayor atractivo de la ciudad queda en su arquitectura barroca española, su panorama artístico y sus festivales culturales: por esto, es uno de los destinos preferidos para los amantes del arte.
Además de su gran aportación cultural, belleza arquitectónica y lugares de entretenimiento, es una ciudad con alta calidad en el servicio, amabilidad, gastronomía, limpieza, experiencia de compras y movilidad.
Sus calles empedradas y llenas de detalles arquitectónicos; sus ostentosos interiores, su plaza central llena de vida y de colores hacen de la ciudad un poema vivo.
Contrario a la creencia de que todas las atracciones principales están dentro de San Miguel, existen muchas otras atracciones en su radar cercano, como el Viñedo Cuna de Tierra.
Mi experiencia en este lugar fue inolvidable. A pesar de que he visitado la ciudad de San Miguel múltiples veces, ir al viñedo hizo auténtica la visita.
Unos días antes de llegar nos comentaron (a mis amigas y a mí) sobre una Vendimia en el Viñedo Cuna de Tierra. No tenía idea de qué esperarme: nunca había asistido a un evento como tal. Llegó el día del evento y lo único que sabíamos era que teníamos que ir vestidas de blanco. Al llegar al evento fue increíble, vivimos una experiencia única: subimos a una carroza con caballos que nos paseaban por todos los viñedos. Al terminar el recorrido, llegamos a una carpa llena de mesas y multitudes, todas vestidas de blanco. Rodeando la carpa habían puestos de quesos, joyas, artesanías y vino. Al ser primerizas, nos tomaron por sorpresa: nos eligieron para hacer el ritual de la inauguración de cata de vinos. El ritual constaba de exprimir las uvas con las plantas de los pies. Fue muy divertido para nosotras porque era algo que nunca habíamos experimentado y lo estábamos haciendo juntas. Después de la inauguración, comenzó la fiesta. Música en vivo, cata de vinos, quesos, comida, amigos y una vista de una arquitectura excepcional.
El siguiente día tuvimos oportunidad de visitar el bello centro de San Miguel. Recorrimos sus calles coloridas llenas de historia y descansamos en un restaurante con su terraza y una increíble vista panorámica hacia la ciudad, que no era otra cosa que ver, el corazón de México.
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