mi mamá fue un laboratorio andante

Un poema donde Javier Talamás recuerda que en el dolor todavía hay esperanza; donde la muerte revitaliza palabras vacías.

POR Javier Talamás Weigend
2 marzo 2023
FOTOGRAFÍA POR: Jackie Iga

mi mamá fue un laboratorio andante

me pregunto si mamá…
si mama vio la puerta de su habitación
antes de partir
y se dijo a sí misma
“qué dicha hay en el andar, en el simple andar
en caminar y sentirse libre, sentirse árbol sin raíz
sentirme carne viva otra vez
y no este museo de jeringas, tubos y de venas”

porque pienso que entre tanta tubería de hospital
parecías una araña atrapada en cama
tu dirías:
“pero qué bonitos son esos insectos
de cualquier lado se trepan y en donde sea hacen su hogar”
sí, mami, quisiera yo tejerme a tu recuerdo
ser como esas redes bien estructuradas
y no ésta que me atrapa:
tus prendas, madre, colgadas todavía en el closet
de todos los tamaños y colores

porque en el hospital te hicieron
un laboratorio andante
una prueba de químicos
un caso de estudio
para que estudiantes aprendieran
la diferencia entre la laringe y la garganta
entre la tráquea, la faringe y la carótida arteria
médicos pasantes que querían jugar
cual juguetes MiAlegria con tú cáncer
y todo se lo preguntaban:
si la garganta aguantaría,
si el tumor colapsaría
si la quimio no te mataría
o arderia entera a tu piel

y al final
cuando todo en vano fue
tú ya lo sabías:
el amor trasciende carne

y yo lo pienso:
muy poético, muchas cosas lindas
todo me lo han dicho
allá arriba un ángel
un recuerdo dentro
un soplo de viento
el colibrí y el néctar
todo eso es tu madre

y sí lo pienso:
qué lindo, sí, sí, qué lindo
pero el hueco que tengo aquí dentro
no es del todo bello
vacuo, negro, todo absorbe
yo lo lleno con palabras
ásperas y agrias
cómo la tos que primero te arrancó la voz
y luego al final la vida

sí, mami: sé que la garganta te explotó,
te exprimió el pulmón
esa vena, esa hebra,
esa tubería maldañada
coló sangre a tus pulmones
y todita fue a guardarse ahí
hasta que inundó tu cuerpo entero

la sangre de la que me hiciste
fue la sangre que te ahogó
y yo quisiera ahogarme igual con tu recuerdo
guardarte en mi pecho
o en mi corazón
dejarme sofocar
por tus brazos y tus besos
así te quiero yo

pero ¡este hueco!, ¡este hueco!

escribo y escribo pero estoy
en altamar
y ¿qué me va saciar
esta sed de quererte abrazar?

y entonces yo me digo:
qué sinsentido son a veces las palabras
yo las veo, con estos ojos
que no lloran,
no, no lloran: quieren arder, y derretirse
para no mirar el mundo con tu ausencia

no levanto queja:

llega una realidad
“deja de llorar”, me dirías, “yo estoy bien, mijito”
me dirás cuando por fin te encuentre
“siempre he estado así, no me fui, verás
que con todo lo que me has llorado
yo he cultivado un jardin
como hacía cuando en vida
y he tomado entonces frutos
de mis hijos y he vivido en ti
he abrazado en familia
reído con amigas
a mis nietas educado
¿qué pasa si ahora no estoy ‘ai?”

tu partida me ha hecho
espiga de trigo
bolsa de huesos
y tu qué fuiste un laboratorio andante
y tu que bebiste de tu sangre
y tu que sin huesos te quedaste
¿cómo hacías pa’creer?
yo no pido mucho

ni eterna vida ni jardin de nubes
tan solo un abrazo más
de ti mi mami linda

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