Jean-Luc Godard: la conciencia y el filme (o reseña sobre el absurdo del capitalismo).

Marcelo Galán analiza y revive la película "Week-end", del director Jean-Luc Godard -uno de los miembros más influyentes de la nouvelle vagues-. Compara a Godard con un gran director que ha logrado demostrar el poco respeto que le tenemos hacia el mundo natural y la sobrevaloración que le damos a lo fabricado por el humano.

POR Marcelo Galán Gutiérrez
8 mayo 2018

Jean-Luc Godard: la conciencia y el filme (o reseña sobre el absurdo del capitalismo).

Te equivocas al pensar que las urbes son hechas para los humanos: las ciudades son hechas para los objetos redondos, cuadrados, grandes y ruidosos. No te dejes llevar por su velocidad y estética, ya que en su núcleo, padecen de un vacío abundante; un vacío que procuran saturar con detonaciones tan repetitivas y ambiciosas, que ahogan y matan a quienes le rodean. Hablo de los gobernantes de estas ciudades: los automotores.

Hace más de cincuenta años salió en los cines la mejor película de autos de todos los tiempos: Weekend (1967), del realizador francés Jean-Luc Godard. La historia, inspirada por un cuento de Julio Cortázar, sigue a Corinne y Roland: una pareja recién casada en busca de sus padres para matarlos y quedarse con la herencia. Los personajes son bastante agresivos. En su viaje, despojan a peatones y ciclistas fuera del camino. Inclusive, son violentos entre ellos mismos: se traicionan y mutuamente se desean la muerte. El viaje en carretera, pues, rápidamente se convierte en una odisea surreal, existencial y cómica. Ideal para el público moderno. ¿Qué nos representa aquella imagen de la carretera en nuestras vidas cotidianas?

El plano más famoso de Godard sucede en esta película. La pareja se atasca en un embotellamiento. La cámara los sigue horizontalmente mientras avanzan entre los coches. El plano secuencia dura alrededor de ocho minutos y parece ser un resumen de la civilización en declive; una civilización obsesionada con sus propios artefactos. Entre la contaminación acústica vemos a gente leyendo, fumando y jugueteando; camiones gigantescos llenos de petróleo, boy scouts cruzando, tigres, monos y llamas enjauladas, padres discutiendo y niños correteando. Todos parecen ignorar la violencia que ha originado esta congestión: un accidente vial que ha causado la muerte a una docena de personas y los protagonistas lo cruzan como si nada. Así, Godard nos presenta el tono de este universo: caótico, apático y violento, donde el avance es lento y los resultados trágicos.

Una tendencia clara en Godard es que hace películas conscientes de sí mismas, algo que en la escuela de cine te adoctrinan a evitar. Ya que, en teoría, esto puede sacar al espectador de su «hipnosis». Justamente lo que Godard buscaba. Al romper la cuarta pared, nos obliga a reflexionar sobre lo que estamos viendo y al mismo tiempo aprovecha para sacar una que otra broma; como si tuviésemos a un extraño preguntando: «¿Están en un filme o en la realidad?»; o como cuando Roland se desespera y sentencia: «¡qué película tan mala, solo nos topamos con pura gente loca!». Godard cree que una película consciente de sí misma es más honesta que cualquier documental.

En otra escena se topan a la mismísima Alicia del país de las maravillas, y le dicen: «Esto no es una novela, esto es cine, el cine es vida.» Alicia responde mostrando una piedra y les dice:

«Pobre piedra, ignorada por la arquitectura, escultura, mosaico y joyería. Existe desde el comienzo de los tiempos. Probablemente hasta viene de otra estrella, deformada por el espacio, como los estigmas de su terrible caída, es más vieja que el hombre y el hombre no la utiliza ni en su arte ni en su industria.»

Poesía. Y esos versos reflejan nuestro poco respeto hacia el mundo natural y la sobrevaloración que le damos a lo fabricado por el humano.

En otra ocasión cuestiona la posición de la religión católica en el mundo capitalista: Corinne le dice a Roland: «¿No escuchaste lo que dijo? ¡Marx dice que todos somos hermanos!» Y el responde: «Marx no dijo eso. Eso lo dijo otro comunista. Jesús dijo eso.»

En suma, Weekend es una película anarquista que examina la lucha de clases, la religión, filosofía, música, literatura y cine. Es tan abrumador que se siente como un collage de la cultura moderna, el cual expone lo absurdo de la vida creada por el capitalismo, el fin de la ideología y el comienzo de una nueva era.

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