Dos poemas por Francisco Aguilar.
Animales de granja
Todos somos pollos de granjas industriales
La misma jaula,
la misma matrícula,
la misma máquina abriéndonos el pico
y forzándonos arroz por el pescuezo.
El mismo mundo desconocido,
reducido al rincón oscuro
de una fábrica sin nombre.
El mismo cuerpo triste
y amorfo, y lucrativo para
un negocio que ignoramos por completo.
La misma ceguera
a la jaula, la matrícula
y la máquina de ingesta.
El mismo deseo de haber nacido
pollos de feria, pintados de colores,
con una esperanza de vida
no mayor a 24 horas.
Se renta bodega para cadáveres
Excelente ubicación,
amplias recámaras,
cochera para un auto.
Acabados de lujo.
Precio a tratar.
Se pide depósito,
mes de renta,
comprobante de ingresos,
cartilla de defunción y
aval con inmueble parecido.
No mascotas, no niños,
no músicos, no bicicletas.
No parejas no casadas.
Para habitar por un máximo
de dos cuerpos sin vida.
¿Es posible morir de tristeza?: la complejidad de la empatía humana en «las ruinas de la memoria»
El objeto favorito del artista
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