En este poema en prosa, cargado de fuerza visual, Raquel escribe a partir de la voz de las mujeres que sufren a diario, incluso en las redes, el acoso del machismo, ya en tono de burla, ya a través de memes.
Un minuto de gritos
Doce cuarenta y tres de la mañana. Número de dos cifras en el calendario. Un día de otoño. Dejó de llover. Soy los restos perdidos que nadie encontró, un número en la carpeta de feminicidios del Estado. La impunidad de mi país. Un rostro hablado. Los cinco minutos de fama en la televisión que no busqué. Mi foto recorriendo las redes sociales. El llanto de mi madre. Los gritos de mis hermanas. El dolor profundo que quema y no mata. El terror de mi país. El miedo de no volver a existir. El ombligo de la luna. Los matorrales. El desierto. El mar. Soy cenizas que se adhieren y vuelan con el viento. Soy nosotras. El rostro perdido de las que ya no están. Mi México, mi México ¡cómo llora tu hoguera!. Soy el viento que mueve la tierra en la carretera. Los campos y los granos de arena en el desierto. Las luces de los semáforos cuando cambian a verde. Las jacarandas que llenan las calles de morado en primavera. Los árboles de acacia. La lluvia en tiempos de sequía. Las manos que amasan el pan. Soy las pecas en la espalda y el mar Caribe. Soy la sombra y la voz de las que ya no están. Soy las que estamos y luchamos. Soy la esencia y soy la luz. Una constelación infinita de mujeres. Hoy no es un día cualquiera. Hoy fueron asesinadas diez mujeres en México por el simple hecho de ser mujeres. Si corremos con suerte, mañana tal vez nos falten nueve y no diez. Este texto, conjunto de letras unidas, párrafos, frases, palabrerías (como quieras llamarle) es un grito,
Un minuto de gritos
Porque las manos ya no están quietas
Las bocas ya no callan
Las bocas muerden y besan
Ya no somos momentáneas
Somos más capaces
Enteras
Las manos ya no están quietas
Somos nuestras
Las bocas gritan
Las bocas ya no callan
El 2019 solo cuenta si se recuerda en lecturas
Deja un comentario