Avión de Juguette

Volumen Cero

En la enología, como en muchos ámbitos de la vida, existen vinos que son de estilo clásico y otros que buscan ser más innovadores. En ocasiones lo clásico se relaciona con los países productores del viejo mundo y lo innovador con los países del nuevo mundo. Eduardo Román explora un vino de alma mexicana con raíces australianas, para guiarnos en su proceso de cata y de disfrute. Sus compases: ¿cómo se ve?, ¿cómo huele?, ¿de dónde viene?, ¿a qué sabe? -y más importante- ¿cómo se vive?

POR Eduardo Román González
17 octubre 2018

Avión de Juguette

En la enología, como en muchos ámbitos de la vida, existen vinos que son de estilo clásico y otros que buscan ser más innovadores. En ocasiones lo clásico se relaciona con los países productores del viejo mundo y lo innovador con los países del nuevo mundo.

Aunque es una correlación que no siempre se da pues dentro de los países del nuevo mundo hay quienes producen vinos de estilo clásico y dentro de los países del viejo mundo hay muchos productores buscando innovar, en términos generales podemos decir que sí encontramos mayor innovación en el nuevo mundo que en el viejo.

Australia es un buen ejemplo de ello. Este lejano país ha venido destacando en los últimos años, no sólo por su posicionamiento como uno de los mayores productores y exportadores de vino, sino también por la innovación en sus procesos de producción. Se dice que Australia es quizá el país con la industria vinícola más mecanizada del mundo, lo cual para algunos obedece a que es una región poco poblada y que no cuenta con la mano de obra suficiente para el trabajo manual en los viñedos.

Pero también la innovación se aprecia en el estilo de sus vinos que, en general, son productos diferentes, de alta calidad y que llaman inmediatamente la atención. Es en este país donde se pueden encontrar algunos de los mejores exponentes del Shiraz, que pareciera ser que en este continente ha encontrado un segundo hogar, produciendo vinos espectaculares.

Una buena exponente de lo que representa la innovación vinícola de Australia es la bodega que produce el vino que les recomiendo esta semana: Juguette. Se trata de una joven bodega australiana/mexicana pues uno de sus socios es originario de Monterrey; de ahí que sus vinos tengan ahora una mayor distribución por estas tierras.

Esta bodega produce actualmente seis etiquetas: 5 vinos tinos y uno blanco. Aunque de los que he probado mi favorito es Juguette Shiraz, en esta ocasión hablaremos del Avión de Juguette que me parece el segundo mejor y que, además, podemos encontrarlo a un precio más accesible (precio oscila entre Mx$250-$300.)

El Avión de Juguette es una mezcla de dos uvas: Grenache y Mourvèdre, que en esta región del mundo recibe el nombre de Mataró. No es casual la coincidencia pues es una mezcla inspirada en los vinos del Ródano.

Este vino se produce con uvas de la región de Mclaren Vale, una de las más importantes del sur de Australia, en donde el clima es seco, desértico, pero fresco y con cierta influencia marítima dada su cercanía con la costa. (En este enlace les comparto la ficha de cata.)

A la vista presenta un color púrpura, con ribete rojo que asoma algunos destellos rosados. La capa de color es media; es un vino brillante y que presenta muy buena limpidez. El lagrimeo es consistente con lagrimas gruesas que caen lentamente.

En nariz la primera impresión es muy buena; la intensidad, concentración y complejidad son medios, presenta muy buena limpidez y se mantiene igual en la segunda impresión. Las notas son principalmente a flores (violetas y rosas) y frutos rojos frescos (cereza y frambuesa). Presenta una nota terrosa interesante, pero no seca sino a tierra mojada como cuando comienza a llover y una muy ligera nota especiada a pimienta blanca.

En boca es un vino seco que tiene un ataque suave y fresco muy agradable y que invita inmediatamente a un nuevo sorbo. La acidez y el alcohol se perciben de medios a medios altos (tiene 14.4º de alcohol), en tanto que el cuerpo y la permanencia son medios. Los taninos son suaves y elegantes. En boca se confirma la nariz prevaleciendo los frutos del bosque y frutos rojos frescos, así como las notas florales principalmente a violetas. También se confirma aquí la nota terrosa aunque ya no se percibe humeda. También una muy ligera nota especiada y herbácea, como a eucalipto, una nota por cierto típica de los vinos australianos. Asimismo, se aprecia una suave nota a pimienta blanca y una ligeramente amarga que recuerda a la aceituna negra.

Me parece que es una de las mejores y más completas opciones que podemos encontrar en su rango de precio y que funciona muy bien para beberlo solo o acompañar una buena carne asada. Por su excelente relación calidad/precio también es una muy buena opción para cenas y eventos para los que necesitemos un buen vino, no tan caro y que sepamos que no defraudará a nadie. Espero se animen a probarlo y que lo disfruten. Salud.

 

*Nota: La primera edición de este texto fue publicada el 25 de agosto de 2018 en el blog personal del autor, Sommelier Eduardo Roman, bajo el título: “Avion de Jueguette 2016”; en esta segunda edición se suprimieron y modificaron algunas cuestiones.

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