Escribo esto precisamente el 30 de diciembre del 2019 en el lugar donde nací. Curiosamente este es mi último año viviendo en mis veintes y aunque no creo que nadie puede ser tan viejo para poder dar consejos, estoy convencida de que el paso del tiempo logra traer con él las experiencias necesarias para crecimiento propio.

El 2019 no me pidió permiso a la hora de correr y la verdad es que yo tampoco me di el tiempo para poder intentar llegar a un acuerdo con él.

De igual manera no creo que hubiera podido llegar a ningún acuerdo con el tiempo: es su trabajo y a nadie nos gusta que nos digan qué hacer, menos cuando se es tan bueno en lo que se hace. Necesitamos el tiempo. Porque la vida toma sentido cuando el tiempo nos obliga a entender la diferencia entre un momento y un recuerdo.

Consejos podrían llamarles algunos, pero a mí me gusta pensar que fueron las lecciones que necesitaba mi espíritu para recordar que no estamos aquí por ninguna coincidencia.

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1. Las redes sociales son como la promoción de 5 tacos de Bistec por 20 pesos. ¿En verdad sigues creyendo que son de res? Si tu respuesta es NO, entonces ¿por qué sigues creyendo que todo en las redes también es real? No te agobies, tampoco te digo que las dejes, pero créeme alejarnos un poco de ellas, no nos hará daño, quizás hasta reconectes, esta vez contigo mismo.

2. Cada vez es más triste ir a un café y ver dos personas frente a frente, hablando con sus celulares. Echa un vistazo, levanta la vista; vale la pena, créemelo.

3. Los que amamos no son eternos. Mi abuelo murió este año y aun siento que nos quedaron cientos de partidas de dominó pendientes.

4. La culpa es lo que usa nuestro ego para impedirnos avanzar. Y con la culpa no viene la responsabilidad de enmendar lo que quizás se hizo mal.

5. Para que exista un victimario se necesita una víctima.

6. Es en la vulnerabilidad donde encontramos nuestra fuerza, aunque todo a nuestro alrededor nos diga lo contrario.

7. Todas las historias tienen dos versiones, y vale la pena escuchar ambas; si en algún momento eres una de esas versiones, es de mucha importancia ser humilde y aceptar que quizás la tuya no es la correcta.

8. Nunca dejes pasar la oportunidad de tocar, abrazar y jugar con un perro. ¡NUNCA! Su nobleza limpia nuestro andar.

9. La montaña es sagrada. En la cima descubres que no conquistas nada, más bien te rindes ante algo que será siempre más grande que tú. La montaña nos da humildad.

10. Ríe a carcajadas en público: desde los genitales hasta la garganta, sin vergüenza. Cuando lo sientas, como lo sientas, solo no dejes de reír, y si no sabes cómo, recurre a la comedia: un día ella salvará el mundo.

11. También llora, sin importar si estás en público. Nuestras lágrimas son agua, y el agua limpia nuestras heridas.

12. Cuando alguien te pregunte sobre el amor, deja de pensar que solo tiene que ver con tu pareja, o las parejas que has tenido; el amor es todo, el amor es energía y se manifiesta en todos y todo a tu alrededor. El amor a veces se transforma y no por esto pierde su magia.

13. Viste de rojo cada que puedas, y veras como le sonríes al espejo sin darte cuenta.

14. No gastes más de lo que tienes, es una regla universal.

15. No todos son emprendedores y eso está bien. También necesitamos artistas, maestros, doctores y escritores. Necesitamos a todos.

16. La palabra NO, muchas de las veces, nos lleva a situaciones más positivas que negativas.

17. El veganismo, el feminismo y muchos otros movimientos no están de moda: solo llegó el momento de actuar.

18. La espiritualidad es como correr detrás de una gallina: sabes que es muy probable que jamás la alcances, pero no por eso atraparla deja de tener sentido. Inténtalo, corre y descansa cuando debas hacerlo, pero no dejes de ir tras ella.

19. La soledad puede ser tu amiga o una perra contigo. Si la tienes de amiga brinda los mejores consejos.

20. Tus acciones diarias son las que pueden demostrarnos que, aunque el escenario parece desesperanzador, la realidad puede ser transformable.