Resucitando en: Cabanna

Volumen Cero

¿Qué mejor remedio para curar la cruda que mariscos, cervezas, tragos y buena compañía? Acompaña a nuestro reseñista de Buen Colmillo en su tratamiento sabatino por el Cabanna; en donde nos relata su experiencia con la comida, los tragos y el servicio que propone este delicioso restaurante.

POR El Buen Colmillo
20 marzo 2018

Resucitando en: Cabanna

Sábado en la tarde, y sufriendo de una semi-grave resaca, seis amigos y yo decidimos ir al Cabanna, ubicado en el Metropolitan Center en San Pedro Garza García, Nuevo León. ¿Qué mejor remedio para curar la cruda que mariscos, cervezas, tragos y buena compañía? El sol apenas quemaba y el aire estaba aún fresco; por tanto, a tan agradable clima, decidimos reservar en la terraza; dando vista a Fashion Drive y Trébol Park, comenzó mi tratamiento.

Llegando, y como de costumbre, el primer trago que pedí fue un Clamato preparado con Indio –¿hay acaso mejor cerveza para mezclar? –. Un amigo, en condiciones parecidas, saltó directo al quirófano para curarse de inmediato: ordenó una fusión de mezcal con agua de pepino. «Como si estuviera en un spa», bromeó. Otros optaron por una cerveza sencilla y unos por el vaso chelado. Cada una de esas bebidas fueron ingeridas con el propósito de detener aquella sed producida por la noche anterior, pero aún no nos bastaba.

Después de esos urgentes tragos y un reparto de memorias nocturnas, era el momento de ordenar la comida. Llegó a atendernos Jorge, nuestro mesero: un tipazo muy servicial (pregunten por él cuándo pidan mesa en la terraza); nos ofreció diferentes platillos, entre tostadas, tacos, filetes y, ¿pizzas? Antes de la visita, ya varias personas me habían sugerido el Kesitos Cabanna y por eso decidí darle una oportunidad…Es el mejor taco estilo gobernador que he probado en mucho tiempo. El platillo es sencillo, y no descubre ningún hilo negro; pero lo que carece de autenticidad, lo suple en sabor: una tortilla de maíz recién hecha y sobre ella, una circular costra de queso –perfecta, diría yo-, con camarones, chipotle (opcional) y una tira de aguacate. Ideal para abrir el apetito.

Y así, continuamos la odisea para nuestra resurrección.

Tras varios Kesitos, los meseros ven los platos vacíos sobre la mesa. Lucen preocupados, tenían lo que parecía como una tumba frente a sus ojos. Alguien de los meseros decide actuar. Da órdenes a sus colegas. Hay movimiento. La mesa, nerviosa. Y de pronto, nos sorprenden con la tostada 7 Chiles. Un amigo, armado de valor, se lleva la tostada a la boca, y tras el primer bocado, cierra los ojos y sentencia: «esta cosa revive a Jesús en un solo día».

Sufriendo de envidia, varios amigos optamos por atestiguar dicho sabor y todos opinamos lo mismo; picosa, fresca, salada y deliciosa.

En seguida, pedimos varios platos al centro, y, haciéndole honor a esa masoquista costumbre de enchilarte cuando te encuentras deshidratado por la noche anterior, escogimos el aguachile Manngochile: camarón crudo cocido en limón con una salsa especial de habanero y mango. Uno de mis platillos favoritos de aquella visita. El Callo de Hacha en Salsa Verde y el Tiradito de Atún, tampoco tenían madre ni padre; pidan los tres.

Alcanzando nuestra meta de curar aquella resaca, y ya con algo más de vida, empezamos a rebasar la cerveza y pedir tragos más elaborados. Un amigo, de novedoso, improvisó una receta en un arranque de desesperación: «Jorge -le dice al mesero- prepárame un pisto con mezcal, agua tónica y maracuyá, por favor». Acto seguido, llega Jorge con la noticia de que al barman le había gustado la mezcla. Tanto, que le pidió a mi compañero que lo bautizara. Después de un largo debate y discusiones innecesarias optó por Maraculeal, en honor a su patronímico. Recomiendo, obviamente; está buenísimo.

Después de una agradable sobremesa en aquella terraza con los buenos amigos, los tragos platicados, y bonita vista, decidimos que era tiempo de partir. Pedimos la cuenta y recibimos otra sorpresa, más no por ello desagradable: el precio de la cuenta fue sumamente accesible en relación a la calidad de la comida –y a la cantidad de Maraculeales que nos pedimos–. Difícil encontrar en una zona tan competitiva por el mercado gastronómico, un restaurante que ofrezca calidad en el servicio, en el precio, y en la comida.

No cobraron, tampoco, la segunda vida que nos dieron.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos similares

Relación en la caja

Volumen Cinco
Lo que parecía flojera para su esposa resultó ser parte del plan maestro del esposo. Un cuento por Quidec Pacheco.

Cine en lunes

Volumen Uno
En estos versos, se libra una batalla contra la cotidianidad de la #EraDelPulgar: ¿dejaremos que nuestra vida funcione programada, como un algoritmo?

Los Trenes/Águila Azteca

Volumen Dos
Breve relato de Ernesto Dávila que quiebra el lente de la realidad y la ficción de la condición migrante.

Efectos secundarios de leer(nos)

Volumen Quince
¿Cuál es el efecto de leer?, ¿existe diferencia alguna entre leer a escritoras o escritores? Marifer Martínez reflexiona, a partir de Woolf, el rol que debemos jugar como lectores frente a este dilema: hay una…

Veinte cosas

Volumen Veinte20
Para conmemorar el 2020, Quidec Pacheco nos prepara una lista con 20 cosas y recomendaciones...¿peculiares? Hay de todo en esta lista: películas, memes, debates, contaminación, videos; una mezcla que sintetiza el contenido en redes de…

Mi yo fantasma

Volumen Catorce
Luchar con fantasmas es una encomienda sin sentido. Sin algún tipo de arma mágica, de virtud sagrado o artefacto místico, resulta no solo inútil, sino peligroso. Lo primero que se pone en riesgo es nuestra…

Bestiario fantástico de Anáhuac

Volumen Cero
​Nuestro país ha sido, hasta hace poco, una nación que se explica en virtud de sus luchas y no de sus logros. Antes de la Revolución, México había gozado solamente 34 años de paz. Desde…

Alter Ego

Volumen Catorce
Un poema de Jess AF.

Despertar: del sueño a la cocina

Volumen Tres
Julio Ortega —ícono de la gastronomía mexicana— ha puesto muy en alto a la cocina de México. Hane Garza retrata algunos de sus platillos y nos cuenta qué sensación le provocan: un despertar a la…