Cultivada

Volumen trece

La Agencia Europea de Medio Ambiente1 reportó que, a comparación de la producción ganadera tradicional, el cultivo de carne en laboratorio necesita 45% menos energía, emite 96% menos gases de efecto invernadero y, usa 99% y 96% menos tierra y agua, respectivamente. También, el Foro Económico Mundial2 mencionó que la industria ganadera mata 130 millones de pollos y 8 millones de cerdos al día y; que en contraste, las células utilizadas para iniciar el proceso de cultivo provienen de biopsias de animales vivos, y además la carne cultivada evita los problemas de contaminación por bacterias y, el uso de antibióticos y hormonas. Oscar Elizondo analiza las implicaciones del cultivo de carne (sí, leíste bien: cultivo).

POR Oscar Elizondo
10 marzo 2021

Cultivada

El año era 1931. En Estados Unidos se inauguraba el rascacielos Empire State, y en el Reino Unido Winston Churchill publicaba un ensayo: «con un mayor conocimiento de las llamadas hormonas, será posible controlar el crecimiento. Escaparemos de lo absurdo de criar un pollo entero para comerse la pechuga o el ala, cultivando estas partes por separado en un medio adecuado». En 2013, ochenta y dos años después de lo dicho por Churchill, se cumplió su predicción al crearse la primera carne cultivada en un laboratorio.

Años después —el 2020, para ser exactos—, se aprobó por primera vez para consumo humano. Los productos son unos nuggets de pollo creados por la empresa de biotecnología Eat Just, Inc., con sede en San Francisco. Además de esta empresa, hay docenas más que están desarrollando carnes cultivadas en laboratorios. Todo este trabajo tiene el propósito de reducir fuertemente el impacto ambiental que tiene la producción ganadera industrial, así como proporcionar una carne sin crueldad animal.

Es de suma importancia encontrar una manera sustentable de producir carne, sin embargo, nos encontramos frente a una encrucijada. Por un lado, se ha demostrado que el consumo de carne por los humanos tiene una correlación positiva con la salud de ellos. Esto lo explica Givens, investigador de la Facultad de Ciencias Animales de la Universidad de Reading en Reino Unido, en su artículo “Milk and meat in our diet: good or bad for health?”, donde menciona que el consumo de carne roja es necesario para la obtención de nutrientes claves como: hierro, vitamina B12 y proteína de alta calidad; el consumo de carne de aves, por su proteína de alta calidad y de ácidos grasos, reduce las tasas de mortalidad por problemas cardio y cerebrovasculares; el consumo de leche tiene un efecto protector contra el cáncer colorrectal y contra enfermedades cardiovasculares; y que la ingesta de pescado disminuye las probabilidades de padecer demencia. Por el otro lado, la reducción del consumo de carne es vital para atacar la crisis climática y científicos apuntan a que esta es de las mejores acciones ambientales que uno como individuo puede tomar. La solución de cultivar carne en laboratorios parece en verdad ser la única opción viable.

Y a todo esto, ¿en verdad impactarían mucho los beneficios, para el ambiente y para los animales, que la carne cultivada en laboratorio trae consigo? Respuesta corta: sí.

La Agencia Europea de Medio Ambiente1 reportó que, a comparación de la producción ganadera tradicional, el cultivo de carne en laboratorio necesita 45% menos energía, emite 96% menos gases de efecto invernadero y, usa 99% y 96% menos tierra y agua, respectivamente. También, el Foro Económico Mundial2 mencionó que la industria ganadera mata 130 millones de pollos y 8 millones de cerdos al día y; que en contraste, las células utilizadas para iniciar el proceso de cultivo provienen de biopsias de animales vivos, y además la carne cultivada evita los problemas de contaminación por bacterias y, el uso de antibióticos y hormonas.

Aunque parezca que tenemos la solución en las palmas de nuestras manos, nos encontramos en una carrera para frenar el desastre climático; ya que no solo se espera que la demanda mundial de carne y lácteos aumente, sino que también se espera que el porcentaje de la tierra del planeta utilizado para el pastoreo de ganado se alce. Y, además, los costos de los cárnicos cultivados siguen siendo muy elevados para una comercialización masiva; la primera hamburguesa hecha en laboratorio costó 250,000 euros, y aun cuando los costos de producción están disminuyendo (en 2020 la hamburguesa mencionada costaba 10 euros), los precios siguen siendo inasequibles.

Pensando socioeconómicamente, tampoco todo sería miel sobre hojuelas, ¿qué pasaría con los agricultores de comunidades rurales que se dedican a la ganadería? ¿A caso creemos que podrían llegarse a adaptar a la nueva ganadería en laboratorio? Lamentablemente es un escenario muy poco probable, porque carecen de la infraestructura, el capital y del conocimiento técnico-científico necesario para poder llevar a cabo esta proeza. De la misma manera, controversias similares a las encontradas hacia los organismos genéticamente modificados (OGM) serían de esperarse, y una aceptación de la carne artificial podría verse afectada por factores como su alto precio, la «antinaturalidad» del producto, escepticismo sobre el sabor y, preocupaciones sobre la seguridad de estos.

Todavía falta tiempo para conocer el resultado de esta carrera contra la crisis climática y la crueldad animal. Ya que por más estudios científicos que hubiere, ¿estamos en verdad listos para el consumo de carne cultivada en laboratorio? No lo digo en el sentido de si físicamente estamos listos, sino si mentalmente estamos listos. En una sociedad de posverdad, con vacunas adicionadas con microchips y con la habilidad de modificar genéticamente humanos, ¿que rol tendrían los cárnicos cultivados en laboratorio? ¿Habría una aceptación incondicional? Personalmente, creo que si viviésemos en ese mundo, casi sacado de un episodio de los Supersónicos, la carne artificial sería el pan de cada día. Probablemente en este escenario de ciencia ficción, hasta se podrían imprimir los tejidos en 3D y cada quién en casa tendría su impresora con diferentes moldes para poder hacer pechugas de pollo, boneless, etc.

No obstante, lo que sucede en realidad es que los nuevos productos de la industria alimentaria creados por avances en la biotecnología son señalados y satanizados sin justificación ni evidencia. No me puedo imaginar la cara de incredibilidad e indignación que podrían poner las personas al llegar al supermercado y leer la etiqueta sobre el pollo con la leyenda «cultivado en un laboratorio». Bueno, eso claro si se etiquetara. Porque, si la etiqueta no existiera, ¿cómo se enterarían? Si el etiquetado, meramente informativo, pudiera aletargar o frenar esta lucha, ¿por qué se debería incluir? ¿Cuál es el punto de que la gente sepa que se cultivó en un laboratorio? En ese caso, porque los productos cárnicos que consumimos en el día a día no vienen etiquetados como “producto de la crueldad animal” o «este pollo nunca dijo pio fuera de su jaula».  Creo que lo mejor sería dejar a la gente vivir en su ignorancia casi enciclopédica hacia la ciencia, mínimo en este aspecto; pues como dicen: ojos que no ven, corazón que no siente.

Creo que a nosotros como miembros de la sociedad nos compete el ser críticos y mantenernos informados. Esta alternativa para productos cárnicos no solo ataca la creciente crisis climática, sino también la crueldad animal, y con su debida investigación y desarrollo, podría ser un parteaguas en la industria alimentaria. Ahora, una pregunta para que tú, lector, la sopeses: ¿En que difiere para ti cultivar la carne en un laboratorio que tras una jaula?

Una adivinanza: se ve como pollo, huele a pollo y sabe a pollo. ¿Qué es?

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Referencias:

1. European Environmental Agency. (2020, octubre 26). Artificial meat and the environment. https://www.eea.europa.eu/publications/artificial-meat-and-the-environment/

2. Thornton, A. (2019, febrero 8). This is how many animals we eat each year. https://www.weforum.org/agenda/2019/02/chart-of-the-day-this-is-how-many-animals-we-eat-each-year/

• Carrington, D. (2020, diciembre 02). No-kill, lab-grown meat to go on sale for first time. https://www.theguardian.com/environment/2020/dec/02/no-kill-lab-grown-meat-to-go-on-sale-for-first-time

• Cook, J., & Morris, R. (2018, octubre 18). Carne in vitro: La empresa que produce pollo sin matar un solo animal. https://www.bbc.com/mundo/noticias-45897953

• Eschner, K. (2017, diciembre 01). Winston Churchill imagined the Lab-grown hamburger. https://www.smithsonianmag.com/smart-news/winston-churchill-imagined-lab-grown-hamburger-180967349/

• European Environmental Agency. (2020, octubre 26). Artificial meat and the environment. https://www.eea.europa.eu/

• Givens, D. I. (2010). Milk and meat in our diet: good or bad for health?. Animal, 4(12), 1941-1952.

• Hocquette, J. F. (2015). Is it possible to save the environment and satisify consumers with artificial meat? Journal of Integrative Agriculture, 14(2), 206-207.

• Saigol, L., &; Keown, C. (2020, octubre 08). Is cell-based meat the next big thing? Here are 5 companies leading the revolution. https://www.marketwatch.com/

• Thornton, A. (2019, febrero 8). This is how many animals we eat each year. https://www.weforum.org

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