Creciste en una cultura que te hizo pensar que todos engañan, que no debes de creer en la palabra, que tienes que desconfiar de lo desconocido y no estar cómodo. ¿Te parece familiar? Andrea Puebla nos ofrece esta Perspectiva Alternativa.
Perspectiva Alternativa
La primera fila
Tú, siempre vas primero tú. Todos están cansados de escucharte porque crees que todo sobre ti representa el arte, que mereces todos los premios y que todos tienen que amarte.
Lo que te ha rodeado te ha moldeado, pero al final tú decides lo que absorbes y lo que no, entonces tu egoísmo es tu culpa. Es tu culpa querer siempre la primera fila, por eso te escribo.
¿No te cansa? No parar de esforzarte por ganar solo tú, cuando la única forma de ganar es haciendo a otros ganar. ¿Te cuento algo? Me he dado cuenta de que querer lo mejor para los demás, ayudarlos y ver cómo gracias a ti han llegado a cumplir sus metas es más satisfactorio que cumplir las tuyas.
Aplaudirles genera eco, un eco que resuena y se repite para que tú lo escuches, y entonces el apoyo que das se parece al que recibes.
Te pregunté cómo defines tu éxito y tu respuesta sobre fama, números y reconocimientos me hizo pensar que entendiste todo mal, por eso te escribo.
No has entendido que a los primeros les toca esperar a los demás, que en esta vida no hay prisa ni se puede reprobar; no has entendido que de los primeros aprenden los segundos y que la experiencia siempre será mejor que adivinar.
Te escribí para recordarte que puedes ganar aunque no se trate de ti, te escribí para que no corras, porque los verdaderos premios de esta vida no se terminan, pero en cambio los asientos de primera fila no se reclinan.
Yo quiero a nadie
Creciste en una cultura que te hizo pensar que todos engañan, que no debes de creer en la palabra, que tienes que desconfiar de lo desconocido y no estar cómodo hasta que te sientes cien por ciento seguro.
No te dejas querer a las personas, de entrada te haces la idea de que no te importa y que las cosas se hacen sin sentimiento.
La verdad es que te da miedo equivocarte, le temes a no poder levantarte de una decepción, por eso prefieres resguardarte en ese “yo no quiero a nadie”, pues según tú si no le crees a nadie, nadie tiene el poder de decepcionarte.
Piensas que un corazón suave es una debilidad, crees que preocuparte por los demás es un contratiempo y que querer lo mejor para otros es sentir sus fallas como tuyas.
Pero si le pones una armadura pesada a tu corazón frágil, el peso te va a cansar, no poder apoyarte en nadie va a ser lo que te va a doler y haciéndote el fuerte no lo vas a poder resolver.
No significa que necesites de alguien más para ser feliz, significa que debes tener la inteligencia emocional pera poder relacionarte sin tener que lastimarte, que entiendas que a veces con los demás no sale como queremos y no pasa nada, avanzamos sin quebrarnos con la idea de que con todos crecemos y que de todos aprendemos.
Ten la seguridad para abrir la puerta y que tu casa no tiemble, sentir es un regalo, todo en esta vida es prestado, hasta eso que te hace ser tú.
Presume que sí tienes sentimientos y que los tienes bajo control, eso es lo que demuestra fortaleza y resilencia, no la idea tonta e inmadura de ser frío, de piedra e insensible. Atrévete a conocerte también a través de otras personas, pero sobre todo no te engañes ti mismo y se tú siempre, a solas o acompañado.
Amo que te ames
Amo cómo amas tus imperfecciones cuando te digo que las amo.
Amo que te ames.
Me gustaría que la forma en la que te ves no dependiera de cómo te veo, pero es así. Tengo que amarte para que te ames.
Entonces estoy dispuesta a amarte por siempre. Solo porque amo que te ames.
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